Los autores concluyen que los extranjeros sólo hacen uso de éstos en el inicio del proceso migratorio y disminuye su utilización según avanza su periodo de adaptación, es lo que denominan un “primer trampolín de inserción dentro de un proceso ascendente, no como una última red de protección”.
Aunque subrayan que no existen muchos datos oficiales sobre el uso que hacen los inmigrantes de los servicios sociales, mencionan a nivel estatal que el 6,8% de los usuarios de servicios sociales eran personas extranjeras, cuando el peso de esta población en el año 2006-2007 era de un 8,8% del total de la población de los residentes en España, según datos del ministerio de Trabajo.
En base a un informe realizado por el Gobierno vasco sobre el impacto económico de la inmigración extracomunitaria (2008), afirman que el gasto realizado en sanidad por inmigrante es inferior a su peso, sobre todo por una distribuciónde la edad sensiblemente más joven que la autóctona.
Este estudio señala, además, que las personas mayores, que tradicionalmente usan más los recursos de la sanidad pública, apenas tienen un peso destacado en el colectivo de inmigrantes, ya que son muy pocos los inmigrantes que tienen más de 65 años.
Según el Observatorio Vasco de Inmigración prácticamente no existe población extranjera mayor de esa edad, ya que se concentran en tramo situados entre los 20 y los 45 años.
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